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El agua es vida

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El agua y la civilización van de la mano. La idea de una "civilización hidráulica" sostiene que el agua ha sido el contexto unificador y la justificación para muchas civilizaciones grandes a través de la historia. Por ejemplo, los varios imperios chinos a través de muchos siglos sobrevivieron por tanto tiempo en parte porque pudieron controlar las inundaciones del río Amarillo.1Fred Pearce, When The Rivers Run Dry: Water—the Defining Crisis of the Twenty-First Century (Boston: Beacon Press, 2006). Una interpretación de la teoría hidráulica es que la justificación para concentrar poblaciones en grandes ciudades es el control del agua. Otra interpretación propone que los proyectos grandes de agua permiten que surjan megaciudades.

Los romanos comprendían la relación entre el agua y el poder, por lo que el Imperio Romano construyó una amplia red de acueductos por todo el territorio que controlaban, muchos de los cuales permanecen intactos. Por ejemplo, Pont du Gard al sur de Francia es hoy día un testimonio a la inversión de la humanidad en su infraestructura acuática. Los romanos construyeron carreteras, puentes y sistemas de acueductos como manera de consolidar su poder y "romanizar" nuevos territorios.2A.T. Hodge, Roman Aqueducts and Water Supply, 2da edición (Londres: Bristol Classical, 2002). A la larga, la infraestructura acuática romana en Europa pasó a ser considerada como uno de los logros más significativos del mundo antiguo. Al igual que como ocurrió con los imperios chinos, el agua ayudó a los romanos a celebrar y retener poder, como ocurre con los políticos modernos que construyen represas como monumentos para honrarse a sí mismos.

Construido en algún momento del primer siglo de la era cristiana, el acueducto romano Pont du Gard cruza 160 pies sobre el río Gardon al sur de Francia.

Otras civilizaciones antiguas colaboraron para construir viaductos masivos, como la amplia red del Imperio Khmer que alcanzó su ápice en el siglo trece de la era cristiana. La parte más conocida de este sistema de agua es el templo conocido como Angkor Wat.3Richard Stone, “Divining Angkor”, National Geographic, julio de 2009; y Fred Pearce, When The Rivers Run Dry: Water—the Defining Crisis of the Twenty-First Century (Boston: Beacon Press, 2006). Este templo masivo incluía estanques para retener agua, sistemas de almacenamiento, canales de distribución y un templo de agua, que es el santuario religioso principal que más se asocia con el lugar.

Angkor Wat es un complejo de templos en Camboya y es el monumento religioso más grande del mundo. Fue construido originalmente como un templo hindú dedicado al dios Vishnu por el Imperio Khmer y gradualmente se transformó en un templo budista para finales del siglo 12.

De manera similar, el Departamento de Agua de San Francisco construyó un templo de agua en 1934 para celebrar la finalización del Aquadecto de Hetch Hetchy que lleva agua desde la reserva hasta aproximadamente 260 kilómetros (160 millas) de distancia en las montañas de Sierra Nevada.4“Pulgas Water Temple,” San Francisco Water Power Sewer, accessed August 25, 2016, link.

Así como el agua y la civilización van de la mano, la escasez de agua puede influir en el colapso de una sociedad. Las tensiones ecológicas, tales como una sequía prolongada, ejercen presión sobre los sistemas de agua.5Jared Diamond, Collapse: How Societies Choose to Fail or Succeed (NuevaYork: Viking, 2005); y Brian Fagan, The Great Warming: Climate Change and the Rise and Fall of Civilizations (Londres: Bloomsbury Press, 2008). Aunque Angkor Wat y el sistema de agua que le rodea ayudaron a consolidar el poder del Imperio Khmer, cuando el sistema de agua falló, el poder de Angkor también lo hizo. Unas investigaciones separadas revelaron que el colapso de tres de las cinco dinastías chinas, la Tang (618–907), Yuan (1271–1368) y Ming (1368–1644), coincidió con periodos de sequía que duraron décadas.6P. Zhang, et al., “A test of climate, sun and culture relationships from an 1810-year Chinese cave record”, Science 322 (2008): 940-942, accedido el 25 de agosto de 2016, DOI: 10.1126/science.1163965. El Imperio Romano también colapsó en una época de sequía sostenida.7Katherine Unger, “Drought to blame for Rome’s decline?”, Earth Magazine, febrero de 2009.

Otros colapsos relacionados con el agua incluyen el fin del Imperio Maya alrededor del 900 de la era cristiana, considerado uno de los colapsos más espectaculares de la historia conocida. Aunque todavía se debate sobre el momento y las causas precisas del colapso de la civilización maya, los investigadores han indicado que el cambio climático y los periodos sostenidos de sequía, junto con la falta de sistemas de transporte de agua, suscitaron una reducción poblacional del cincuenta por ciento o más que duró varias décadas.8Guy Gugliotta, “The Maya: Glory and Ruin”, National Geographic, Agosto de 2007; Heather Pringle, “Did Pulses of Climate Change Drive the Rise and Fall of the Maya?” Science 338 (2012): 730-731, accedido el 25 de agosto de 2016, DOI: 10.1126/science.338.6108.730; y Heather Pringle, “A New Look at the Mayas’ End”, Science 324 (2009): 454-456, accedido el 25 de agosto de 2016, DOI: 10.1126/science.324_454. El colapso maya coincide en aproximación con el de la dinastía Tang alrededor del 907 de la era cristiana. El trabajo de Brian Fagan sobre el ascenso y la caída de las civilizaciones asocia estos dos eventos con el cambio climático global.9Brian Fagan, The Great Warming: Climate Change and the Rise and Fall of Civilizations (Londres: Bloomsbury 2008). De manera contraria en Europa, los cambios globales de precipitación simultáneos mejoraron el rendimiento agrícola y la estabilidad multigeneracional política.

Las regiones del Medio Oriente y el norte de África que experimentan males sociales en el siglo veintiuno también están batallando con el acceso a los recursos de energía o donde la sequía ha puesto presión sobre los suministros de comida.10Peter H. Gleick, “Water, Drought, Climate Change, and Conflict in Syria,” Weather, Climate, and Society 8 (2016), doi: 10.1175/WCAS-D-13-00059.1. Un ejemplo muy simplificado es que la sequía en Siria contribuyó a la depresión económica de los agricultores, quienes huyeron a las ciudades para buscar trabajo. Las grandes poblaciones urbanas desempleadas fueron la chispa que encendió la protesta civil. Como los sistemas modernos de agua dependen tanto de la energía, eso quiere decir que la sociedad moderna depende tanto de la energía como del agua. Una escasez de energía pronto se puede convertir en una escasez de agua y desestabilizar la sociedad críticamente.

Image Credits: sam garza/CC BY 2.0.

Recursohabilidad es un programa de socios de Smart Energy Education.
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